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Un joven despreocupado está de pie al borde de un acantilado, llevando un pequeño saco atado a un palo sobre su hombro. Un perro blanco salta a sus talones, ya sea jugando o advirtiéndole. El Loco viste ropas brillantes y coloridas, y parece despreocupado por su posición precaria, mirando soñadoramente al cielo en lugar de vigilar sus pasos.
Esta carta representa nuevos comienzos, espontaneidad e inocencia. Como el número 0, El Loco contiene un potencial infinito. Encarna el espíritu de la aventura y de dar saltos de fe, aunque su ingenuidad a veces puede llevar a decisiones imprudentes. El perro simboliza tanto la protección leal como las advertencias instintivas sobre el peligro.